Se trata de un árbol escaso en España, que crece habitualmente disperso o en pequeños rodales en bosques mixtos, hayedos o abetales, siempre en ambientes umbrosos. Prefiere los suelos frescos y pedregosos, al pie de cantiles y orillas de los ríos. Crece desde el nivel del mar hasta los 1800 m.
En España el olmo de montaña se distribuye por el norte, pero sobre todo en Cataluña y su zona pirenaica, si bien también en Aragón, País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia. También se puede encontrar en el Sistema Central. La zona más meridional en la que podemos encontrar este tipo de olmo está en las sierras de Segura y Cazorla en Jaén (Rossignioli & Génova, 2003).
Descripción
El tronco se eleva recto y puede llegar a los 40 metros de altura, con una corteza más fibrosa que la del olmo común. Es un árbol de hojas estipuladas simples, alternas y caedizas, aserradas, muy asimétricas en la base y largamente acuminadas que presenta frecuentemente un saliente a cada lado. Las flores, inconspicuas, hermafroditas y apétalas, aparecen en grupitos de 10-20 antes que las hojas, es decir, a principios de la primavera. Los frutos (sámaras) - que son un elemento importante para la determinación específica - tienen forma suborbícular con un tamaño de unos 2,5 por 2 cm, alas de bordes lisos y semilla en posición central.
Distribución y hábitat
Este olmo se encuentra desde la península ibérica hasta el Cáucaso, los Apeninos, el sur de Bretaña y Noruega. En el centro y norte de Europa crece a altitudes más bajas. Es el tipo de olmo más común en Escandinavia.
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